OS ENTREGO MI VIDA

lunes, 28 de junio de 2010

DIOS Y LOS FILÓSOFOS.


Me llegaba hace poco la queja de una madre de que su retoño estaba siendo "acosado" por los contenidos filosóficos que estudiaba en el Bachillerato, en el sentido de que las exposiciones del profesor, no sé si con intención oculta o no, le hacían vacilar en su fe. Hablar de fe a estas edades es un milagro, creo yo. Mi respuesta fue rápida: es bueno que dejemos que la fe se limpie de falsas seguridades, especialmente de la falsa seguridad de control de la realidad que nos da el conocimiento intelectual que pretende explicarlo todo aunque a la hora de la verdad no ayude en casi nada cuando vienen los problemas, pero al mismo tiempo es conveniente que revisemos en qué Dios creemos: ¿en el dios tapa-agujeros que explica aquello para lo que la razón no tiene explicaciones?, ¿en el dios omnipotente que lo puede y lo sabe todo al modo humano elevado al infinito?,¿en el dios pensado y ajustado a la explicación que conviene según el momento?. En definitiva,¿en el dios de la filosofía que pasó de estar lejos del hombre, ajeno a sus problemas, a no existir de un plumazo, y que es, en definitiva, el dios del que me hablan y me echan por tierra con argumentos de todos los colores e ideologías en la mayoría de las clases de Filosofía? Como si la cuestión fundamental fuese demostrar al modo de las ciencias empíricas, su existencia o inexistencia (siempre me he preguntado cómo se puede negar algo que no se conoce, ¿qué se está negando pues?)para quedarnos anchos y orgullosos por haber llegado a ¿aclarar? la duda que atormenta al fondo del espíritu humano. Mayor mentira imposible para quien así lo creyese y lo anunciase.

Ciertamente que es de una ingenuidad aplastante basar la existencia de Dios desde la perspectiva única de la Filosofía, especialmente cuando hablamos del Dios revelado por Jesús de Nazaret, escándalo para unos y necedad para otros muchos.

También resulta ingenuo y ridículo creer que la razón es despreciada por la Iglesia a la hora de afrontar el misterio de Dios, porque se olvida o desconoce que desde el siglo II el cristianismo quiso convivir con la mentalidad grecorromana asumiendo sus esquemas y conceptos filosóficos para defender la fe de las acusaciones de irracionalidad que se hacían desde los ambientes paganos de la época, surgiendo a lo largo de la historia grandes personalidades intelectuales como Justino, Orígenes, Agustín de Hipona, Tomás de aquino, Alberto magno Guillermo de Ockland, y otros filósofos cristianos protestantes. No, no podemos afirmar sin más que la Filosofía actual no tiene una relación íntima con el cristianismo desde, prácticamente, sus orígenes. Pero también es cierto que los avatares históricos la han ido acercando más al ámbito científico y a ideologías ateas, cayendo en esa atractiva y moderna idea de que la verdad sólo está en dicho conocimiento.

Finalmente, no deberíamos olvidar los que nos consideramos critianos algo fundamental en nuestra comprensión de Dios, y es que ya el mismo Jesús puso en tela de juício las imágenes de Dios que con suma facilidad crea nuestra razón para justificar y explicar a veces lo injustificable e inexplicable. Fijémonos en el Dios que nos revela Jesús que poco o nada tiene que ver con el dios de los filósofos: se le descubre en el silencio y en la pobreza de espíritu, comparte con el hombre su destino y su naturaleza, incluidos el sufrimiento y la muerte, aborrece la vanidad y la soberbia dejando el amargor del hastío y el sinsentido en quienes las ejercitan, en definitiva, el Dios de Jesús es el que está apegado al hombre de tal manera, que es imposible amarlo sin amar al hombre. Esto no se dice en ninguna clase filosófica o no filosófica porque a lo más que llegamos a la hora de educar es a enseñar a tolerar(tolerancia que me parece que no siempre se pone en práctica a la hora de criticar la fe), no a amar y a perdonar como nos pide el Maestro Jesús. Mientras que no nos demuestren que es imposible hacerlo (no pueden ir más allá de la propia experiencia, generalmente mediocre), madres y padres, estemos tranquilos,digamosles con seguridad y confianza a nuestros hijos que contra la charlatanería autocomplaciente y que presume de intelectual sólo hay una vacuna imbatible que no se puede refutar con ningún argumento por muy ingenioso que sea: el AMOR con mayúsculas.


Xoxe

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