OS ENTREGO MI VIDA

miércoles, 29 de septiembre de 2010

SANTA TERESA 2ª PARTE


2- LA CONVERSIÓN: Un año y medio más tarde, Teresa cayó enferma, y su padre la llevó a casa. La joven empezó a reflexionar seriamente sobre la vida religiosa que le atraía y le repugnaba a la vez. La obra que le permitió llegar a una decisión fue la colección de "Cartas" de San Jerónimo, cuyo fervoroso realismo encontró eco en el alma de Teresa. La joven dijo a su padre que quería hacerse religiosa, pero éste le respondió que tendría que esperar a que él muriese para ingresar en el convento.
Decide ir al convento de la Encarnación sin que se enterara su familia para quedarse y no volver si se lo pidiese una de las monjas amiga suya, Juana Suárez: "Recuerdo . . . que, al abandonar mi casa, pensaba que la tortura de la agonía y de la muerte no podía ser peor a la que experimentaba yo en aquel momento . . . El amor de Dios no era suficiente para ahogar en mí el amor que profesaba a mi padre y a mis amigos".
Al final, la santa determinó quedarse en el convento de la Encarnación. Tenía entonces veinte años. El padre, al ver lo decidida que estaba en su vocación, cedió pero se agravó un mal que había comenzado a molestarla desde antes de profesar, y la sacó del convento. La hermana Juana Suárez fue a hacer compañía a Teresa, quien se puso en manos de los médicos. Desgraciadamente, el tratamiento no hizo sino empeorar la enfermedad, probablemente una fiebre palúdica. Los médicos terminaron por darse por vencidos, y el estado de la enferma se agravó.
Teresa consiguió soportar aquella tribulación, en gran medida gracias a que su tío Pedro, que era muy piadoso, le había regalado un librito del P. Francisco de Osuna, titulado: "El tercer alfabeto espiritual". Teresa siguió las instrucciones del libro y empezó a practicar la oración mental, aunque no hizo en ella muchos progresos por falta de un director espiritual experimentado, pero entró en el ámbito de la oración de la que luego se hizo maestra. Finalmente, al cabo de tres años, Teresa recobró la salud.

jueves, 23 de septiembre de 2010

SANTA TERESA 1ª PARTE


Hace algún tiempo me pedía mi compañero José Aurelio que colgara alguna información sobre la santa de Ávila cuya onomástica celebraremos en Octubre, lo cual, y aunque con algo de demora, hago con todo el gusto del mundo.
Para mi, Santa Teresa fue un adelanto de lo que hoy llamamos feminismo, en el sentido, digamos, pleno,sin adherencias ideológicas, de la palabra, en pleno siglo XVI. Mujer de carácter fuerte, culta, decidida y cariñosa con aquellos que la necesitaban, todo ello unido a su profesión religiosa y su trabajo literario, hacen de ella a mi parecer, un crack sin igual.Por todo ello es fácil admirarla, más allá incluso, de su santidad declarada.
A lo largo de varias entradas recogeremos lo más importante de su bigrafía y obra, una difícil tarea dada la riqueza de su vida en hechos y anécdotas.Para ello hemos tomado los datos de diversos libros sobre vida de santos, de su propia autobiografía del libro de su Vida, y de la web http://www.corazones.org/santos/teresa_avila.htm

1- LOS PRIMEROS AÑOS: Teresa nació en la ciudad castellana de Ávila, el 28 de marzo de 1515. A los siete años, tenía ya gran predilección por la lectura de las vidas de santos.Su hermano Rodrigo era casi de su misma edad de suerte que acostumbraban jugar juntos. Los dos niños, eran muy impresionados por el pensamiento de la eternidad, admiraban las victorias de los santos al conquistar la gloria eterna y repetían incansablemente: "Gozarán de Dios para siempre, para
siempre, para siempre . . ."
Es muy conocida la anécdota que vivió con su hermano siendo niños cuando se escaparon buscando el martirio en tierra de moros.Teresa y su hermano consideraban que los mártires habían comprado la gloria a un precio muy bajo y resolvieron partir al país de los moros con la esperanza de morir por la fe. Así pues, partieron de su casa a escondidas, rogando a Dios que les permitiese dar la vida por Cristo; pero en Adaja se toparon con uno de sus tíos, quien los devolvió a los brazos de su afligida madre. Cuando ésta los reprendió, Rodrigo echó la culpa a su hermana.
En vista del fracaso de sus proyectos, Teresa y Rodrigo decidieron vivir como ermitaños en su propia casa y empezaron a construir una celda en el jardín, aunque nunca llegaron a terminarla. Teresa amaba desde entonces la soledad. En su habitación tenía un cuadro que representaba al Salvador que hablaba con la Samaritana y solía repetir frente a esa imagen: "Señor, dame de beber para que no vuelva a tener sed".

Después de esto, Teresa pierde a su madre cuando tenía 14 años y empieza a interesarse por los libros de caballería así como por la moda y la vida de lujos: "Esos libros no dejaron de enfriar mis buenos deseos y me hicieron caer insensiblemente en otras faltas. Las novelas de caballerías me gustaban tanto, que no estaba yo contenta cuando no tenía una entre las manos. Poco a poco empecé a interesarme por la moda, a tomar gusto en vestirme bien, a preocuparme mucho del cuidado de mis manos, a usar perfumes y a emplear todas las vanidades que el mundo aconsejaba a las personas de mi condición". Su padre, preocupado, la mete en el convento de las Agustinas de Ávila para que la eduquen junto a otras jóvenes de su clase.